Hablar de Justicia, Política y Corrupción como temas entrelazados, sería aceptar que existe un plano en el que conviven. Quienes integramos instituciones pensadas para mejorar la calidad de nuestro sistema republicano y democrático tenemos la obligacion de decidir qué posición vamos tomar frente a esto: ¿pondremos nuestras energías en negar que existe; nos dedicaremos a trasladar la responsabilidad a otros o vamos a decidirnos a mirar el problema a la cara y ver qué muestra y qué oculta? Las agendas explícitas de los problemas, como las puntas de los icebergs, señalan que hay algo, pero no muestran todo. Las estrategias comunicacionales y las sanciones ejemplificadoras hacen falta, pero no atacan la raíz del problema ni evitarán que se repita. La corrupción es una cultura, nuestro deber es imponer una cultura alternativa. Para los poderes judiciales lo más grave es no hacer lo que debemos hacer, lo que se nos ha confiado, por voluntad, por desidia o por incapacidad. Los Consejos de la Magistratura y los Jurados de Enjuiciamiento tenemos una responsabilidad importante en la selección y remoción de magistrados.
La organización federal que los reúne, el FOFECMA tiene la posibilidad de hacer algo más. Podemos ver qué prácticas y qué modelos provinciales ayudan a mejorar los mecanismos de selección y a detectar perfiles problemáticos trabajando para mejorarlos. Para atacar la corrupción debemos repensar los modelos de selección y control de la actividad de los magistrados, sin avasallar su independencia ni atentar contra su imparcialidad, y sin perder de vista que la cantidad de causas judiciales que producimos anualmente los argentinos excede largamente la capacidad de los poderes judiciales para resolverlas con celeridad y calidad. Esto último se resuelve con todo el aparato del Estado trabajando mancomunadamente para que los ciudadanos aprendamos a evitar y a resolver nuestros propios conflictos y para disminuir los inaceptables niveles de violencia pública y privada que existen en nuestra sociedad.
Los Consejos de la Magistratura, los Jurados de Enjuiciamiento y la política tenemos a los ciudadanos como punto de llegada. Cualquier tipo de corrupción, ejercida o tolerada por las instituciones impacta sobre todos los ciudadanos, en particular sobre los más vulnerables. Quienes todavía sentimos latir la vocación de construir una sociedad agradable, amable, justa y pacífica, trabajamos todos los días para que no exista impunidad acercando la justicia a la gente y la gente a una justicia.
* Presidenta del Foro Federal de los Consejos de la Magistratura y Jurados de Enjuiciamiento de la República Argentina (FoFeCMa)
Fuente: https://www.baenegocios.com/suplementos/Una-cultura-alternativa-a-la-corrupcion-20171112-0022.html